Cuatro maravillosos años

Hace 4 años comenzó algo que sabía, tenía fecha de caducidad temprana. Es probable que la fecha siga existiendo, como todos la tenemos en este vida; lo que sí es cierto, es que ya no será temprana. El pasado domingo cumplí cuatro años dándole a la tecla en este rincón.

Un blog que nació con la única intención de ser un respiro para un servidor y una sonrisa o una reflexión para los que os asomáis por aquí y que no hay manera de quitármelo de encima, es más, si paso mucho tiempo sin escribir, me da la sensación de que me falta algo, de que no estoy cumpliendo una promesa. Y quizás sea porque todos lo hacemos compartiéndolo.

Hay gente que me dice aquello de "eh, te ví el otro día en la tele" o "eh, te escuchaba por la radio...", de verdad que se agradece, muchísimo. Pero alguna vez, muy de vez en cuando, algún loco o alguna loca ha osado decirme aquello de "que sepas que me metí en tu blog" o "descubrí tu blog", y juro que me brillan los ojos. Y si no lo demuestro porque nunca se me dieron bien las emociones, juro que me da un vuelco el alma. No porque esto sea más o menos, probablemente menos que todo lo anterior, sino porque es más íntimo, porque es más yo. Nada más.

Espero que podamos seguir cumpliendo mucho tiempo juntos, y que os pueda seguir sorprendiendo o sacándoos una sonrisa o simplemente que os ayude a llorar si lo necesitáis. Como una relación, como una pareja, como una flor que hay que ir cuidando poquito a poco. A veces las mayores muestras de complicidad son una mirada, una pasada por aquí, un "me gusta tu bitácora de abordo".

Estoy contento de nuestra fidelidad, quizás porque una relación no es sincera si no la hay. Por eso gracias por estar aquí, por apostar por nosotros, tú y yo. Nada más y nada menos.

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