9 de cada 10... y mi 12

Bueno, pues nada, un domingo más y mañana de nuevo al curro, así que por mi parte en un ejercicio de desinterés absolutamente abrumador acabo el día, el finde y la semana pasándome por aquí y dejando unas letras para ese innumerable club de fans que me sigue de una manera fiel y desinteresada …y que asciende al nada desdeñable número de dos o incluso tres personas. ¿Es espectacular o no?.

Mañana es lunes y eso significa que se vuelve al tajo, ¿y qué? Estoy feliz y contento. Razón: He trincado una quiniela de doce, que no me va a sacar de pobre pero chico, hace ilusión. Me ha fallado el Córdoba, el pleno al quince y…el Zaragoza, que ha empatado a uno con el Castellón y le había clavado un uno. Maldita sea. Los de la tele también hemos cogido una de once, pero esa irá a parar al bote, porque la tenemos que compartir entre cuatro y encima va a ser una miseria lo que nos den.

Que gustico o gustillo o gustazo, depende de cómo lleve cada uno el tema del placer y la liberación de las endorfinas, da esto de las quinielas y en concreto de ganar pasta. Porque no es lo mismo que te toque la lotería que no tienes que hacer nada que echar una quiniela, que es algo así como un examen de la asignatura de Sabiduría Popular dentro de la carrera de La Vida, y que te toque. Porque hacer una quiniela es un examen contra el amor propio. Y me diréis, joder Fran, pues con vaya pijadas te pones contento. Pues sí, la verdad es que con poco. Los seres humanos y más concretamente los hombres somos simples. Con cualquier cosa nos ponemos contentos, con casi nada somos felices. Hace unos meses leía una encuesta que titulaba: “El 90% de los españoles se considera feliz”. Toma ya. Es mucho ¿eh? pero luego lo piensas y dices, para ser medianamente feliz una persona a la larga necesita: la familia, pareja, un trabajo dingo, algo de dinero y algo de tiempo libre, ocio en definitiva. Puede parecer escaso, trivial y hasta frívolo este análisis, pero la fórmula de la felicidad tiene poco más que eso. Con matices dependiendo de cada persona evidentemente. ¡Y mira que nos pegamos rajando de estos ingredientes durante toda la vida! Que si la suegra es horrible, que si los hijos unos pesados y una fábrica de problemas, de la mujer o del marido que te voy a contar. En el trabajo el jefe me p…. día sí y día también. Con lo que gano no es que no llegue a final de mes, es que no llego ni al primer fin de semana y del tiempo libre que tengo, no hago mas que aburrirme y de las vacaciones pues son siempre las mismas, así que como si no hubiera tenido. Dicen los estudios, que una persona no es más feliz porque tenga más dinero, más tiempo de ocio o el trabajo sea en un puesto mejor…Ja!

Igual se creen que nos chupamos el dedo. A los españoles lo que nos molaría como a todo hijo de vecino es tener una vida a lo Flavio Briatore, es decir, tener un pseudo trabajo, el dinero por castigo, asentar la cabeza a los cincuenta y muchos, casarte encima con una modelo y que las vacaciones sean distintas todos los años. Dependerán siempre de donde te lleve tu yate de 80 metros de eslora. Eso sí que es vida. Así, pues puedes vivir hasta los 150. Pero entonces si no tenemos todo eso ¿cómo podemos declarar 9 de cada 10 personas que somos felices? Uno, somos imbéciles. Dos, somos masocas. Tres, no sabemos quien es Flavio Briatore y por ende no sabemos que existe una vida mejor. Cuatro, la realidad es que no hace falta todo esto para ser feliz. Quizás, el resto de los mortales nos conformemos con que nuestro equipo gane, reunirnos cada fin de semana con los amigos a tomarnos unas cervezas, con ir tirando poco a poco con el sueldo y si se puede mejorar pues eso que te llevas, y que la señora o el caballero que está a nuestro lado se enfade cuanto menos mejor. Quizás, al resto, nos valga con eso y a Flavio no. 9 de cada 10 hemos dicho que somos felices, no sé si Flavio lo será. Yo lo sería desde luego, pero no se lo he escuchado. Y es que quizás, al resto, nos valga con ir acertando una quiniela de doce.



Abrazos y besoss