Una obra de arte. Y ya está.
pd: Probablemente la película de este 2012, por el momento. Deliciosa sorpresa.
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Un diario tiene muchas hojas, millones de palabras , un montón de historias, sentimientos de todo tipo pero sobre todo miles de agradecimientos.
lunes, 26 de marzo de 2012
jueves, 22 de marzo de 2012
World Press Photo 2012
La primera de Samuel Aranda es la ganadora. La segunda de un fotógrafo argentino que me ha encantado.
"La Piedad" . Samuel Aranda fue el Miguel Ángel encargado de captar a Fátima, su Virgen María, y a Zayed, su Jesús de Nazareth. Son madre e hijo y los dos están muertos, una en vida. A él lo acaban de bajar de la cruz, osó ser uno de los protestantes en Yemen contra su presidente Ali Abdullah Saleh. Como en el evangelio, parece ser que Zayed resucitó a los tres días, después de que le pudieran intervenir.
"Ángel de la guarda, dulce compañía". Ella se llama Mónica, él Marcos. Llevan 65 años casados y siguen convirtiendo en prosa esa poesía que dice “en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas” que se juraron hace una jubilación. Mónica tiene Alzheimer y su marido Marcos es el que lo sufre. “¿Quién eres?”-se pregunta ella. “Hasta que la muerte nos separe” – responde él.
www.twitter.com/FranEcheve
"La Piedad" . Samuel Aranda fue el Miguel Ángel encargado de captar a Fátima, su Virgen María, y a Zayed, su Jesús de Nazareth. Son madre e hijo y los dos están muertos, una en vida. A él lo acaban de bajar de la cruz, osó ser uno de los protestantes en Yemen contra su presidente Ali Abdullah Saleh. Como en el evangelio, parece ser que Zayed resucitó a los tres días, después de que le pudieran intervenir.
"Ángel de la guarda, dulce compañía". Ella se llama Mónica, él Marcos. Llevan 65 años casados y siguen convirtiendo en prosa esa poesía que dice “en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas” que se juraron hace una jubilación. Mónica tiene Alzheimer y su marido Marcos es el que lo sufre. “¿Quién eres?”-se pregunta ella. “Hasta que la muerte nos separe” – responde él.
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martes, 20 de marzo de 2012
Alumbralando
En su adolescencia, un servidor creció leyendo, que ya es mucho decir para las Logses que corren, artículos y recomendaciones de una madre que siempre me dijo: "la cultura y la educación es lo más valioso que te pueden dejar tus padres". Como son cumplidores en los pagos religiosamente, otra de las cosas que me enseñaron, mi madre me extendía la contraportada de El Mundo para que leyera a Umbral, antes de invitarme los domingos a misa. Luego, me dejaba decidir.
Se cumplirán 5 años este verano a finales de agosto, no recuerdo el día con exactitud, de su muerte. Cinco años en los que mi madre ya no suministra nada, porque sabe que su hijo echa tanto de menos al columnista, no tanto al escritor, que ningún sucedaneo consigue hacerle Gala, tampoco Antonio. Y es que si un servidor fuera columna alguna vez, sería Umbral. Pero eso es como los santos, que quieren ser como Dios, y no pueden.
De vez en cuando, me pego panzadas de "Los placeres y los días".
¿CÓMO QUEDA LA REAL FAMILIA?
La noticia fue la otra noche, cuando el gentío se retiraba a dormir, cuando cada uno se iba a su casa con la cabeza llena de goles.La noticia fue que la Princesa Doña Letizia había sido ingresada en un hospital para la cosa del niño, que luego salió niña, nunca llueve o alumbra a gusto de todos. El Estatut va a ser ajetreado en forma y la Monarquía, por unas cosas o por otras, siempre es querella, siempre es domingo, siempre es la gallina ciega de Goya revoloteando por los salones encurtidos del Palacio. Ningún rey, ninguna monarquía suele tener buena prensa, esa prensa de espuma y jabón que tiran las lavanderas del palacio fluvial en su tabla de lavar y que luego sube hasta Madrid como pompas de conversación. Pero al pueblo le gustan las bodas, los bodorrios, porque le ponen argumento a la vida vulgar, que no suele tenerlo.Nos preguntan a todas horas para qué sirve una monarquía y uno da respuestas políticas y divagatorias porque no sabe lo que hay que decir ni quiere decir lo obligatorio. Aparte conveniencias y cálculos políticos, la monarquía sirve para servirse a sí misma.En el mar pintado y voceador de la democracia, de cualquier democracia, un palacio real se yergue como piedra melodramática de Shakespeare, de Lope, de Velázquez o Goya. En Luces de bohemia un piernas madrileño le pregunta a otro piernas que viene de Gran Bretaña: - ¿Y cómo queda la real familia? Parece una broma de Valle-Inclán, pero es una realidad de nuestro pueblo. Vivimos al día de los amores reales y esto nos hace más actuales, actualísimos, nos incardina en el gran novelón de las dinastías beligerantes o no, pero en las que militan hasta algunos tranviarios alfonsinos y algún playboy como el Conde Lecquio. El Ejército, ese Coloso Triste, es más piramidal que democrático, como la Iglesia, y tiene su razón última en la niña de Doña Letizia.Somos primitivos y necesitamos seguir frecuentando el mito, visitando el rito, porque en estos tiempos de laicismo y nudismo en la moda y entre dos aguas, ya sólo se puede creer en la adolescente sirenaica y en la efervescente Doña Letizia, que parece dispuesta a tener todo el familión que haga falta hasta darnos a los españoles un rey ecuestre o una Juana de Arco. Creen los informadores que hay temas más urgentes en la actualidad, eso que ellos llaman prioridades, pero la prioridad de las autonomías, la otra noche, era el vientre azaroso de la Princesa, con una biografía que empieza aquí y puede terminar en Reina Madre. Hemos ido a Palacio a recoger premios y abultar bodas, pero ahora iremos a mirar los primeros pasos de una niña que es la madre del futuro, el argumento de la Monarquía, el bisbiseo de los palaciegos y el modelo de los pintores velazqueños y goyescos que quieren anticiparse a pintar la Historia antes de que se escriba. Efectivamente, la Monarquía no tiene ya intriga más que en la tele o nosotros no lo vemos precisamente porque estamos dentro de esta saga de capa y espada.
PD: Por eso continúa alumbrando. Aunque la columna nunca vuelva a ser columna, porque jamás habrá otro como él.
www.twitter.com/FranEcheve
Se cumplirán 5 años este verano a finales de agosto, no recuerdo el día con exactitud, de su muerte. Cinco años en los que mi madre ya no suministra nada, porque sabe que su hijo echa tanto de menos al columnista, no tanto al escritor, que ningún sucedaneo consigue hacerle Gala, tampoco Antonio. Y es que si un servidor fuera columna alguna vez, sería Umbral. Pero eso es como los santos, que quieren ser como Dios, y no pueden.
De vez en cuando, me pego panzadas de "Los placeres y los días".
¿CÓMO QUEDA LA REAL FAMILIA?
La noticia fue la otra noche, cuando el gentío se retiraba a dormir, cuando cada uno se iba a su casa con la cabeza llena de goles.La noticia fue que la Princesa Doña Letizia había sido ingresada en un hospital para la cosa del niño, que luego salió niña, nunca llueve o alumbra a gusto de todos. El Estatut va a ser ajetreado en forma y la Monarquía, por unas cosas o por otras, siempre es querella, siempre es domingo, siempre es la gallina ciega de Goya revoloteando por los salones encurtidos del Palacio. Ningún rey, ninguna monarquía suele tener buena prensa, esa prensa de espuma y jabón que tiran las lavanderas del palacio fluvial en su tabla de lavar y que luego sube hasta Madrid como pompas de conversación. Pero al pueblo le gustan las bodas, los bodorrios, porque le ponen argumento a la vida vulgar, que no suele tenerlo.Nos preguntan a todas horas para qué sirve una monarquía y uno da respuestas políticas y divagatorias porque no sabe lo que hay que decir ni quiere decir lo obligatorio. Aparte conveniencias y cálculos políticos, la monarquía sirve para servirse a sí misma.En el mar pintado y voceador de la democracia, de cualquier democracia, un palacio real se yergue como piedra melodramática de Shakespeare, de Lope, de Velázquez o Goya. En Luces de bohemia un piernas madrileño le pregunta a otro piernas que viene de Gran Bretaña: - ¿Y cómo queda la real familia? Parece una broma de Valle-Inclán, pero es una realidad de nuestro pueblo. Vivimos al día de los amores reales y esto nos hace más actuales, actualísimos, nos incardina en el gran novelón de las dinastías beligerantes o no, pero en las que militan hasta algunos tranviarios alfonsinos y algún playboy como el Conde Lecquio. El Ejército, ese Coloso Triste, es más piramidal que democrático, como la Iglesia, y tiene su razón última en la niña de Doña Letizia.Somos primitivos y necesitamos seguir frecuentando el mito, visitando el rito, porque en estos tiempos de laicismo y nudismo en la moda y entre dos aguas, ya sólo se puede creer en la adolescente sirenaica y en la efervescente Doña Letizia, que parece dispuesta a tener todo el familión que haga falta hasta darnos a los españoles un rey ecuestre o una Juana de Arco. Creen los informadores que hay temas más urgentes en la actualidad, eso que ellos llaman prioridades, pero la prioridad de las autonomías, la otra noche, era el vientre azaroso de la Princesa, con una biografía que empieza aquí y puede terminar en Reina Madre. Hemos ido a Palacio a recoger premios y abultar bodas, pero ahora iremos a mirar los primeros pasos de una niña que es la madre del futuro, el argumento de la Monarquía, el bisbiseo de los palaciegos y el modelo de los pintores velazqueños y goyescos que quieren anticiparse a pintar la Historia antes de que se escriba. Efectivamente, la Monarquía no tiene ya intriga más que en la tele o nosotros no lo vemos precisamente porque estamos dentro de esta saga de capa y espada.
PD: Por eso continúa alumbrando. Aunque la columna nunca vuelva a ser columna, porque jamás habrá otro como él.
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viernes, 16 de marzo de 2012
Whisky con Sol da
Había pocas cosas en el mundo que todavía resistieran la acción de la publicidad. Y probablemente, si nos paramos a pensar, ya nada queda al margen del libre comercio. Todo es susceptible de ser patrocinado, hasta las abadías van apareciendo cada vez con más frecuencia en las guías de turismo de cualquier gasolinera que se haya montado un negocio de paradores. Pobres monjes. Huelga decir que se ven obligados, claro. La pela es la pela, aquí, en Cataluña y por lo que se vio con las acciones sub prime, también en Sebastopol.
La última adquisición del negocio este que parió Adam Smith es el Metro de Madrid. Algo tan puro como un bien público, puro porque habitualmente nace de los impuestos de todos nosotros, ha sucumbido a que una compañía de teléfonos coja precisamente uno de ellos, hable con la alcaldesa, Doña Ana Botella, y se decida imprimir temporalmente el nombre de Samsung en una de las bocas con más pedigrí de la capital del Reino: la boca de Metro de Sol. La boca del kilómetro 0, la boca del 15M, la boca del Madrid castizo, lleva desde ahora a la compañía sueca como nombre. Sol pasa a ser apellido. Se pretende decorar con motivos celulares todo la bocana. Ya puestos. Vamos, lo que viene siendo hacer un collage hortera de esos que gustan tanto en América, cuna precisamente de esto que llamamos marketing.
Si los Austrias levantaran la cabeza. Desde Carlos I hasta Carlos II, pasando por los tres Felipes. Su imperio, donde decían que no se ponía el sol, ahora, siendo financiado por Samsung. Acabaramos. Pardiez. ¿Se imagina alguien que en los libros nos colocaran eso de el imperio donde no se ponía el sol Samsung?
Es un misil a la línea de flotación de todos los madrileños. Una arritmia en la aorta de uno de los corazones de la ciudad, La Puerta del Sol, y su sempiterna boca de Metro. Esa donde, el ladrón y el empresario, el cura y el ateo, el estudiante y el autónomo, el parado, el artista, el revolucionario, el que se va de bares o simplemente el turista que por primera vez viene a Madrid, transitan haciendo suya la boca con la que comienzan y terminan el día. Ese es el principio y el final de sus vidas, porque ese es precisamente el principio y el final del día, de una jornada que comienza a las 9 y acaba a media tarde, deslomados por esos 1000 pavos que mal llegan a casa.
El drama definitivo llegará los 31 de Diciembre de cada año. Las uvas de toda esa gente que acude a la Puerta del Sol, que acude a despedir el año, patrocinadas por Samsung. Porque patrocinar la boca de metro de Sol es como patrocinar la plaza entera. Los enamorados que pretendan despedir el año y recibir el nuevo con la persona que aman tendrán una razón más para quedarse en sus casas y ver a Ramón García y su capa por la tele, cuando se besen y abran sus ojos, en ellos, no se reflejará el sabor genuino de Madrid, aparecerá una marca de teléfonos que al año siguiente será de electrodomésticos y dentro de dos, de congelados. Importante como recordatorio de la lista de la compra si paseas por un supermercado, pero poco elegante si quieres ponerle un punto romántico a tu vida. Llámenme pureta.
Shakespeare, que nunca visitó Madrid, se descompondría. Si hubiera aparecido por España, Felipe II podría haberlo llevado no solo al Escorial, también al “viejo Madrid”, al de San Jerónimo, la Puerta de Alcalá y cómo no la Puerta del Sol. Si el mejor literato de la historia, junto con Cervantes, hubiera venido en estos tiempos, es probable que el billete que le pagasen fuera de Ryanair, se cayese en una zanja de esas que preparan Juegos Olímpicos y lo llevaran a pasear por la Ciudad Deportiva de Valdebebas: a ver a Cristiano Ronaldo, “por Dios, no puede irse usted Sir William, sin ver a ese portugués. Qué bueno, y qué moreno, es.”
Si preguntase y apareciese por la Puerta del Sol para recordar visitas anteriores, y pretendiera coger el metro se encontraría con la sorpresa. Que está patrocinada. “¿Patroqué?”. Imagino que el genio inglés aparcaría a Romeo y Julieta por un momento para adoptar un papel Hamletiano. Se haría el loco, una locura más cuerda que todos. Y eso sí, se daría a la botella. No por borracho, sino por hacer honor a la alcaldesa de Madrid, claro.
La botella eso sí, patrocinada con alguna marca, que como diría el whisky aquel, es gente sin complejos.
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La última adquisición del negocio este que parió Adam Smith es el Metro de Madrid. Algo tan puro como un bien público, puro porque habitualmente nace de los impuestos de todos nosotros, ha sucumbido a que una compañía de teléfonos coja precisamente uno de ellos, hable con la alcaldesa, Doña Ana Botella, y se decida imprimir temporalmente el nombre de Samsung en una de las bocas con más pedigrí de la capital del Reino: la boca de Metro de Sol. La boca del kilómetro 0, la boca del 15M, la boca del Madrid castizo, lleva desde ahora a la compañía sueca como nombre. Sol pasa a ser apellido. Se pretende decorar con motivos celulares todo la bocana. Ya puestos. Vamos, lo que viene siendo hacer un collage hortera de esos que gustan tanto en América, cuna precisamente de esto que llamamos marketing.
Si los Austrias levantaran la cabeza. Desde Carlos I hasta Carlos II, pasando por los tres Felipes. Su imperio, donde decían que no se ponía el sol, ahora, siendo financiado por Samsung. Acabaramos. Pardiez. ¿Se imagina alguien que en los libros nos colocaran eso de el imperio donde no se ponía el sol Samsung?
Es un misil a la línea de flotación de todos los madrileños. Una arritmia en la aorta de uno de los corazones de la ciudad, La Puerta del Sol, y su sempiterna boca de Metro. Esa donde, el ladrón y el empresario, el cura y el ateo, el estudiante y el autónomo, el parado, el artista, el revolucionario, el que se va de bares o simplemente el turista que por primera vez viene a Madrid, transitan haciendo suya la boca con la que comienzan y terminan el día. Ese es el principio y el final de sus vidas, porque ese es precisamente el principio y el final del día, de una jornada que comienza a las 9 y acaba a media tarde, deslomados por esos 1000 pavos que mal llegan a casa.
El drama definitivo llegará los 31 de Diciembre de cada año. Las uvas de toda esa gente que acude a la Puerta del Sol, que acude a despedir el año, patrocinadas por Samsung. Porque patrocinar la boca de metro de Sol es como patrocinar la plaza entera. Los enamorados que pretendan despedir el año y recibir el nuevo con la persona que aman tendrán una razón más para quedarse en sus casas y ver a Ramón García y su capa por la tele, cuando se besen y abran sus ojos, en ellos, no se reflejará el sabor genuino de Madrid, aparecerá una marca de teléfonos que al año siguiente será de electrodomésticos y dentro de dos, de congelados. Importante como recordatorio de la lista de la compra si paseas por un supermercado, pero poco elegante si quieres ponerle un punto romántico a tu vida. Llámenme pureta.
Shakespeare, que nunca visitó Madrid, se descompondría. Si hubiera aparecido por España, Felipe II podría haberlo llevado no solo al Escorial, también al “viejo Madrid”, al de San Jerónimo, la Puerta de Alcalá y cómo no la Puerta del Sol. Si el mejor literato de la historia, junto con Cervantes, hubiera venido en estos tiempos, es probable que el billete que le pagasen fuera de Ryanair, se cayese en una zanja de esas que preparan Juegos Olímpicos y lo llevaran a pasear por la Ciudad Deportiva de Valdebebas: a ver a Cristiano Ronaldo, “por Dios, no puede irse usted Sir William, sin ver a ese portugués. Qué bueno, y qué moreno, es.”
Si preguntase y apareciese por la Puerta del Sol para recordar visitas anteriores, y pretendiera coger el metro se encontraría con la sorpresa. Que está patrocinada. “¿Patroqué?”. Imagino que el genio inglés aparcaría a Romeo y Julieta por un momento para adoptar un papel Hamletiano. Se haría el loco, una locura más cuerda que todos. Y eso sí, se daría a la botella. No por borracho, sino por hacer honor a la alcaldesa de Madrid, claro.
La botella eso sí, patrocinada con alguna marca, que como diría el whisky aquel, es gente sin complejos.
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miércoles, 14 de marzo de 2012
Loewé o Jodeté
Loewe ha conseguido hacer lo que todo el mundo querría que ocurriera con su campaña de publicidad, que se conozca. No hay más secreto que ese. La campaña es realmente brillante: coger a 4 pijos, disfrazarlos de punkis, colocarles un bolso de Loewe, darles un paseo por la capital y listo. Del resto se encargan ellos y un montaje y una fotografía brillantes.
Todo el mundo ha criticado la campaña de una manera feroz. Para un servidor, no deja de ser publicidad, no deja de ser marketing, no deja de ser querer vender un producto cueste lo que cueste. Es cierto que en clase te enseñan que la publicidad de un producto va ligada a los valores que quieres que transmita. En eso consisten las campañas, dar a conocer el cuerpo (el objeto) y el alma del producto.
Pues creo que la marca lo ha conseguido, porque el tipo de gente que aparece en el anuncio es, precisamente, el estereotipo de gente que compra sus bolsos. Ni más ni menos. Nos puede gustar o no, pero nadie ve a un mileurista con un bolso de Loewe, ni a una madre que tiene que alimentar a 4 bocas más sacarlo a la calle para acudir al trabajo. Sus clientes son gente que va a trabajar a partir de las 11 de la mañana y veranean en barcos. Bueno y los hijos de estos, como bien se comprueba en el anuncio.
Otra cosa bien distinta es que el mundo que nos presentan esté tan vacío como las cabezas de sus integrantes, que sea insulso, aburrido, de cartón-piedra e irreal. Las legiones de fans del anuncio criticarán que los pobres nunca podrán llegar a disfrutar de Loewe, los pobres argumentarán que hace falta ser gilipollas para tener el bolsillo lleno y las neuranas del coco haciendote eco, aunque patinen en lancha motora.
Loewe ha conseguido relatarnos cómo es su cliente. Y desde luego, como no comprador de la marca, he de decir que tiene mucho mérito. Olé por Loewe. Ha demostrado que la gente de Educación Especial también puede tener un bolso bonito.
www.twitter.com/FranEcheve
Todo el mundo ha criticado la campaña de una manera feroz. Para un servidor, no deja de ser publicidad, no deja de ser marketing, no deja de ser querer vender un producto cueste lo que cueste. Es cierto que en clase te enseñan que la publicidad de un producto va ligada a los valores que quieres que transmita. En eso consisten las campañas, dar a conocer el cuerpo (el objeto) y el alma del producto.
Pues creo que la marca lo ha conseguido, porque el tipo de gente que aparece en el anuncio es, precisamente, el estereotipo de gente que compra sus bolsos. Ni más ni menos. Nos puede gustar o no, pero nadie ve a un mileurista con un bolso de Loewe, ni a una madre que tiene que alimentar a 4 bocas más sacarlo a la calle para acudir al trabajo. Sus clientes son gente que va a trabajar a partir de las 11 de la mañana y veranean en barcos. Bueno y los hijos de estos, como bien se comprueba en el anuncio.
Otra cosa bien distinta es que el mundo que nos presentan esté tan vacío como las cabezas de sus integrantes, que sea insulso, aburrido, de cartón-piedra e irreal. Las legiones de fans del anuncio criticarán que los pobres nunca podrán llegar a disfrutar de Loewe, los pobres argumentarán que hace falta ser gilipollas para tener el bolsillo lleno y las neuranas del coco haciendote eco, aunque patinen en lancha motora.
Loewe ha conseguido relatarnos cómo es su cliente. Y desde luego, como no comprador de la marca, he de decir que tiene mucho mérito. Olé por Loewe. Ha demostrado que la gente de Educación Especial también puede tener un bolso bonito.
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martes, 13 de marzo de 2012
Goya vs Beethoven
He leído este artículo de Rubén Amón en El Mundo.es que me parece tan jodidamente brillante que os lo dejo, trata del genio aragonés y de ese otro genio alemán que siempre nos enseñaron en clase de música en el colegio, que era sordo.
GOYA VS BEETHOVEN
Hay muchas razones para establecer un paralelismo entre Goya y Beethoven. Vivieron la misma época, se iniciaron en la agonía del clasicismo, fueron devotos de Napoleón y se arrepintieron cuando los desengañó la tiranía del condotiero corso.
También emparenta a ambas personalidades la misantropía y la sordera. Incluso los identifica el misterio de sus cráneos. Que fueron sustraídos de sus tumbas, acaso porque se pensaba descubrir en ellos las razones científicas de la genialidad y del dolor. O del ensimismamiento que cultivaron en sus respectivas quintas.
Tienen en común Beethoven y Goya haber “inventado” el expresionismo. Fueron pioneros en hacerlo e incomprendidos por las mismas razones. Tanto envejecían, tanto se oscurecía su obra o se atisbaba simultáneamente el lenguaje de la vanguardia.
Las pinturas negras de Goya podrían encontrar una caja de resonancia en las últimas sonatas de Beethoven. Del mismo modo, la disonancia con que arranca la “Novena” de Beethoven podría “degenerar” en un brochazo sobre el último autorretrato del pintor.
Beehoven y Goya (o al revés) interpretaron una edad del hombre desde el apasionamiento, pero les diferencia la esperanza. O la desesperanza, puesto que el compositor alemán cree en el hombre hasta en el último compás y Goya lo ubica en el abismo.
Es una teoría que me explicaba Luis de Pablo hace unos años en Roma. De acuerdo con De Pablo, en Beethoven subyace un visionario y hasta un mesías. Sería el contexto en que se explica e desenlace eufórico de la “Novena” y en el que Beethoven podría adquirir una dimensión de “iluminado” que cuesta trabajo atribuir al pesimismo de Goya.
También el poeta francés Yves Bonnefoy relaciona a Goya y a Beethoven al abrigo del exilio interior, pero el pintor se revuelve en el vacío, en el nihilismo, en el sinsentido, entretanto que el testamento de Beethoven sobrentiende un lugar digno para la luz.
“Goya pintaba desde el borde del abismo. Y percibía que lo único real es que todo es ilusorio. Todo es ilusorio menos el dolor», puntualizaba Ives Bonnefoy en alusión a Goya. Y en diferencia implícita a la energía filantrópica del compositor coetáneo.
Lo decía con otras palabras Joaquín Achúcarro: “Bach habla al universo, Chopin habla a cada uno de nosotros y Beethoven habla a la humanidad”. Goya termina abjurando de ella. Y no sólo cuando sueña la razón, sino cuando está presente.
www.twitter.com/FranEcheve
GOYA VS BEETHOVEN
Hay muchas razones para establecer un paralelismo entre Goya y Beethoven. Vivieron la misma época, se iniciaron en la agonía del clasicismo, fueron devotos de Napoleón y se arrepintieron cuando los desengañó la tiranía del condotiero corso.
También emparenta a ambas personalidades la misantropía y la sordera. Incluso los identifica el misterio de sus cráneos. Que fueron sustraídos de sus tumbas, acaso porque se pensaba descubrir en ellos las razones científicas de la genialidad y del dolor. O del ensimismamiento que cultivaron en sus respectivas quintas.
Tienen en común Beethoven y Goya haber “inventado” el expresionismo. Fueron pioneros en hacerlo e incomprendidos por las mismas razones. Tanto envejecían, tanto se oscurecía su obra o se atisbaba simultáneamente el lenguaje de la vanguardia.
Las pinturas negras de Goya podrían encontrar una caja de resonancia en las últimas sonatas de Beethoven. Del mismo modo, la disonancia con que arranca la “Novena” de Beethoven podría “degenerar” en un brochazo sobre el último autorretrato del pintor.
Beehoven y Goya (o al revés) interpretaron una edad del hombre desde el apasionamiento, pero les diferencia la esperanza. O la desesperanza, puesto que el compositor alemán cree en el hombre hasta en el último compás y Goya lo ubica en el abismo.
Es una teoría que me explicaba Luis de Pablo hace unos años en Roma. De acuerdo con De Pablo, en Beethoven subyace un visionario y hasta un mesías. Sería el contexto en que se explica e desenlace eufórico de la “Novena” y en el que Beethoven podría adquirir una dimensión de “iluminado” que cuesta trabajo atribuir al pesimismo de Goya.
También el poeta francés Yves Bonnefoy relaciona a Goya y a Beethoven al abrigo del exilio interior, pero el pintor se revuelve en el vacío, en el nihilismo, en el sinsentido, entretanto que el testamento de Beethoven sobrentiende un lugar digno para la luz.
“Goya pintaba desde el borde del abismo. Y percibía que lo único real es que todo es ilusorio. Todo es ilusorio menos el dolor», puntualizaba Ives Bonnefoy en alusión a Goya. Y en diferencia implícita a la energía filantrópica del compositor coetáneo.
Lo decía con otras palabras Joaquín Achúcarro: “Bach habla al universo, Chopin habla a cada uno de nosotros y Beethoven habla a la humanidad”. Goya termina abjurando de ella. Y no sólo cuando sueña la razón, sino cuando está presente.
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viernes, 2 de marzo de 2012
Segovianeando
Ayer cogimos el petate y nos largamos a Segovia porque Josep nos contó que en los datos de audiencia, Segovia aparecía con un 0%. Vamos, que no nos veía ni el que inventó la televisión. Un cero, que como dirían en Bilbao no es ni frío, ni calor. Ni mucho, ni poco. Pasamos una tarde cojonuda, Javi el prodcutor, Jorge el cámara y un servidor, por allí. No había estado nunca. Jamás había visto la Catedral, de estilo gótico, maravillosa; ni el Acueducto, una joya que nos dejaron los que trabajaban en los comix con Asterix y Obelix, los romanos esos.
Prometo que volveré a comerme un cochinillo del tamaño de uno de los arcos del Acueducto.
PD: En Segovia sí nos ven.
PD 2: Gente maja, oye, la que me encontré.
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Prometo que volveré a comerme un cochinillo del tamaño de uno de los arcos del Acueducto.
PD: En Segovia sí nos ven.
PD 2: Gente maja, oye, la que me encontré.
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jueves, 1 de marzo de 2012
Pinzón el periodista
Martín Alonso Pinzón, llegó apresurado a la costa de Bayona a finales del invierno de 1493. Jadeando y desaliñado, ansioso por llegar a un muelle que no se iba a mover. Parecía que tenía que contar algo aquel viajero que por su aspecto parecía que llevaba fuera de casa mucho tiempo. En concreto el día 1 de Marzo de aquel año, Pinzón pisaba Bayona y la noticia corría rauda y veloz camino de la corte y por ende, de la nación española, que entonces comenzaba a forjarse. Más allá del Océano Atlántico había tierra. Y era habitable. Probablemente, por no decir seguro, los vikingos surcaron los mares muchos años antes y descubrieron lo mismo. Pero aquello murió con ellos, ningún hijo de Thor volvió para contarlo y eso es como si nunca hubiera sucedido.
Pero aquella mañana de marzo bajo el reinado de los Reyes Católicos, el mundo iba a conocer uno nuevo. Seguro es que aunque la Pinta no hubiera llegado a puerto, la noticia sí. Atrás, todavía sin arribar, se encontraba la Niña, con Colón a la cabeza intentando sortear tormentas de las Azores, o eso cuentan las crónicas, que en este caso, eran como el hombre del tiempo en la actualidad.
La gloria se la llevó siempre Colón, quizás porque él era el que capitaneaba aquella expedición que volvía cinco años más tarde de descubrir aquello que llamaron “Indias”, pero la historia le reservaba la gloria a uno de los hermanos Pinzones. A él le tocó decir que pasado el Atlántico había “tierra a la vista”, o por lo menos el primero en comunicarlo. Días más tarde llegaría Cristóbal Colón para explicarle con detalle a Fernando e Isabel la costosa empresa.
Una empresa que por cierto salió mal, porque según cuentan en sus libros, la idea de la Pinta, la Niña y la Santa María era la búsqueda de una nueva ruta, más corta y segura, con la que ir a las Indias. Pero a las Indias de la India. Es decir, a la de la península del Indostán, esa India que se encuentra justo debajo del gran gigante asiático que por entonces ya era China. La India que es puerta del océano Índico, no las “Indias” de los tres navíos. Aquel 1 de Marzo de 1493, los españoles pensamos que habíamos descubierto la pólvora con esa nueva ruta. Las ciencias cartográficas nos enseñarían años más tarde que no habíamos hecho más que la mitad del viaje. Y que había que cruzarse el estrecho de Magallanes, remontar buena parte del Océano Pacífico, dejar Japón muy al norte, circunvalar la península de Indochina para finalmente establecer una nueva ruta de la seda, casi tan larga sino más, que la ya conocida.
Fracasó el intento de la nueva ruta pero por el camino se descubrió un nuevo mundo. Como cuando Fleming dejó en 1928 una placa de cultivo de la batería Stafilococo en la mesa del laboratorio por accidente y se fue de vacaciones. Dos semanas más tarde se dio cuenta de que aquella placa se había infectado de un hongo que impedía que se desarrollara la bacteria. Había descubierto el medicamento. En todo gran hallazgo hay un punto de fortuna y el descubrimiento de las Américas también es un claro ejemplo.
Hoy 1 de Marzo de 2012 se cumplen 512 años de aquella comunicación. Si la expedición de Colón y Alonso de Pinzón hubiera fracasado, América se hubiera descubierto años más tarde de la misma manera. Pero casi tan importante como el hallazgo, que luego desembocaría en saqueos y crímenes que ahora se denominarían de Lesa Humanidad contra los índios, fue el relato de la noticia. Y es que Alonso de Pinzón se convirtió en uno de los mejores periodistas de todos los tiempos. Testigo presencial de la noticia y superviviente para contarla.
Era la mañana de un 1 marzo de 1493 cuando el mundo tuvo noción por primera vez de que existía otra mitad de nosotros. Que solo conocíamos la mitad del globo terráqueo. 5 siglos más tarde parece una nimiedad. En perspectiva, es como si ahora alguien descubriera que existe vida extraterrestre.
Pero aquella mañana de marzo bajo el reinado de los Reyes Católicos, el mundo iba a conocer uno nuevo. Seguro es que aunque la Pinta no hubiera llegado a puerto, la noticia sí. Atrás, todavía sin arribar, se encontraba la Niña, con Colón a la cabeza intentando sortear tormentas de las Azores, o eso cuentan las crónicas, que en este caso, eran como el hombre del tiempo en la actualidad.
La gloria se la llevó siempre Colón, quizás porque él era el que capitaneaba aquella expedición que volvía cinco años más tarde de descubrir aquello que llamaron “Indias”, pero la historia le reservaba la gloria a uno de los hermanos Pinzones. A él le tocó decir que pasado el Atlántico había “tierra a la vista”, o por lo menos el primero en comunicarlo. Días más tarde llegaría Cristóbal Colón para explicarle con detalle a Fernando e Isabel la costosa empresa.
Una empresa que por cierto salió mal, porque según cuentan en sus libros, la idea de la Pinta, la Niña y la Santa María era la búsqueda de una nueva ruta, más corta y segura, con la que ir a las Indias. Pero a las Indias de la India. Es decir, a la de la península del Indostán, esa India que se encuentra justo debajo del gran gigante asiático que por entonces ya era China. La India que es puerta del océano Índico, no las “Indias” de los tres navíos. Aquel 1 de Marzo de 1493, los españoles pensamos que habíamos descubierto la pólvora con esa nueva ruta. Las ciencias cartográficas nos enseñarían años más tarde que no habíamos hecho más que la mitad del viaje. Y que había que cruzarse el estrecho de Magallanes, remontar buena parte del Océano Pacífico, dejar Japón muy al norte, circunvalar la península de Indochina para finalmente establecer una nueva ruta de la seda, casi tan larga sino más, que la ya conocida.
Fracasó el intento de la nueva ruta pero por el camino se descubrió un nuevo mundo. Como cuando Fleming dejó en 1928 una placa de cultivo de la batería Stafilococo en la mesa del laboratorio por accidente y se fue de vacaciones. Dos semanas más tarde se dio cuenta de que aquella placa se había infectado de un hongo que impedía que se desarrollara la bacteria. Había descubierto el medicamento. En todo gran hallazgo hay un punto de fortuna y el descubrimiento de las Américas también es un claro ejemplo.
Hoy 1 de Marzo de 2012 se cumplen 512 años de aquella comunicación. Si la expedición de Colón y Alonso de Pinzón hubiera fracasado, América se hubiera descubierto años más tarde de la misma manera. Pero casi tan importante como el hallazgo, que luego desembocaría en saqueos y crímenes que ahora se denominarían de Lesa Humanidad contra los índios, fue el relato de la noticia. Y es que Alonso de Pinzón se convirtió en uno de los mejores periodistas de todos los tiempos. Testigo presencial de la noticia y superviviente para contarla.
Era la mañana de un 1 marzo de 1493 cuando el mundo tuvo noción por primera vez de que existía otra mitad de nosotros. Que solo conocíamos la mitad del globo terráqueo. 5 siglos más tarde parece una nimiedad. En perspectiva, es como si ahora alguien descubriera que existe vida extraterrestre.
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