“Nadie juega como España”. Lo dijo el pasado viernes el mismo hombre que jugaba a futbol con esmoquin. El entrenador del momento para todo el mundo menos para él mismo. Alguien capaz de tener mejor figura 10 años después de retirarse que alguno de sus futbolistas actuales. Un mediocentro que veía el partido un segundo antes que el resto de los 21 compañeros con los que jugaba por eso nunca perdía una pelota, por eso nunca se equivocaba. Lo decía el pasado viernes el entrenador del club que mejor juega al fútbol del mundo, lo decía Pep Guardiola.
España, la selección, es el mejor equipo del mundo. Ver jugar a España es como ir a ver una película dirigida por Clint Eastwood: sabes que no te vas a equivocar en la elección. Nunca un grupo de españoles entendió mejor tantas facetas y disciplinas en un 105 por 60.Saben manejar todas las artes: el pase, el regate, el desmarque, la velocidad, la precisión, la paciencia, el tempo de partido…y todas las encaminan a un único punto. El bien común. La victoria de todos, la victoria de la selección.
Cuando España juega, el mundo del fútbol calla. Se para y observa. El resto es admiración, elogios y muchos aplausos. Desde hace tiempo 11 jugadores no juntaban tantas virtudes dentro de un campo de futbol, la primera y más importante, es la de la humildad. España es al fútbol lo que De Niro y Al Paccino al cine, Michael Jordan al baloncesto o Chesterton a la Filosofía. Es como Einstein a la Ciencia, la Generación del 98 a la literatura o las tortillas de patata de mi padre a la cocina.
La Roja es una obra de arte en movimiento y por eso tenemos el deber de disfrutarla.
Con el Zaragoza me pasa sin embargo todo lo contrario. El Zaragoza se ha pasado más de veinte jornadas intentando sacar los partidos como el mal estudiante que se presenta al examen habiendo estudiado la noche anterior a la prueba. Algunos han caído cara, otros cruz, pero casi todos ha costado sacarlos como un parto. Lo que más generan son dolores, pero la afición se ha puesto desde hace tiempo un inyección capaz de tranquilizar cualquier atisbo de jaleo, la epidural se llama primera división, y con ella cualquier parto se hace más llevadero. El sábado volvió a ganar un partido de segunda tosco pero cuando menos con la voluntad de ser un equipo y de intentar pasarse el balón al pie. Suficiente.
Vaya por delante que en esta columna no he descubierto nada. Que España juega como los ángeles y que el Zaragoza juega más feo que mandar a una abuela a comprar armas es algo que sabemos todos, pero a estas alturas de la película no estamos para descubrir nada. Además, Guardiola cuando dijo el viernes que nadie juega como España tampoco descubrió nada y todo el mundo se deshace en elogios hacia él.
Será Jose Antonio que me tengo que poner jerseys de pico y dejarme barba de tres días. La próxima semana te cuento aunque no entiendo porque cuando no me afeito soy un guarro y si no me afeito pero me pongo un jersey de pico soy un dandi. ¿Será porque es entrenador de fútbol o por el jersey de pico? Voy a llamar a Pep…
Hasta la semana que viene
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