El otro día Andrés Montes, en la final del europeo de Basket, anunciaba su adiós de la Sexta.
Cuando llegó a las retransmisiones del fútbol el gran público empezó a conocerlo, antes estábamos los frikis que nos levantábamos a las 2 de la mañana y lo veíamos junto a Daimiel gritando : ratatatatatatatatatata, o triiiiiiiiiiiiiiiple, aerolíneas jordan, bienvenidos al vuelo número 23 les habla el comandante…y un largo etcétera. Pero como digo cuando llegó fue un boom. Un boom por ser como era. Andrés Montes es como el Whisky, no deja indiferente a nadie. O te gusta o lo odias. A los futboleros de toda la vida quizás les sonara raro su estilo, estridente, con tanto chascarrillo y tanto slogan. El target de Andrés era más el nuevo aficionado que nunca o casi nunca había visto fútbol, aquel que no lo había seguido por la radio, o lo veía de vez en cuando. Un tipo menos futbolero.
A mi mucha gente me preguntaba que me parecía intentando que yo les diera una visión más profesional de esto de narrar. Esperando un “es un payaso” o “es cojonudo”. Siempre dije lo mismo: que me gustaba mucho más narrando baloncesto, y dos que a Andrés Montes se le pueden criticar cosas, pero no que no tenga su estilo. Él tiene su marca y cuando alguien lo ficha ya sabe lo que le va a dar: un show, apodos, sobrenombres, debates con bastante humor, complicidad con los colaboradores (véase los caso de Salinas, Itu o Epi), buen rollo y mucha chispa. Periodísticamente hablando, quizás, no sea una narración de manual, pero valorar también que eso es televisión y que se narra de una manera diferente a la radio. Por cierto, si alguien quiere aprender a narrar en televisión, de verdad, que se fije en Sixto Miguel Serrano, compañero de Digital Plus. Un maestro. Cuando me enteré de la noticia lo primero que pensé fue que la Sexta había perdido personalidad en las retransmisiones y sobre todo una alegría y forma de ver el deporte y la vida cojonuda. (y en los tiempos que corren más).
Para un servidor, que narra en la radio, no es alguien en quien me fije especialmente por su técnica narrativa, pero Andrés no estaba para eso, estaba para anunciarnos que “eyyyy bienvenidos al club”. Y ahí te quedabas, en su club. Espero verle pronto contando BA-LON-CES-TO como diría Pepu, y si es con Daimiel, mejor.
Nunca me olvidaré de cómo contó este momento…
Él siempre dice que “ La vida puede ser maravillosa”. Escuchándole había veces que te lo creías.
Un diario tiene muchas hojas, millones de palabras , un montón de historias, sentimientos de todo tipo pero sobre todo miles de agradecimientos.
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