Ángel Martín

Recuerdo como empezó todo. Era un miércoles del 2006. Tarde-noche. Iba haciendo zapping y encontrando casi siempre basura: diarios de tarde, programas del corazón, sucesos... Pausa valorativa de dos segundos y dije, no. Pulse el botón del mando de “pasar de canal hacia adelante” y ahí estaba. Me pareció a primer golpe de vista cutre, pobre por el formato, el decorado y la puesta en escena, pero las caras, por lo menos una de ellas era conocida (rubia ella). A la otra me quedé mirándola con atención.

Pausa valorativa de dos segundos, luego de tres, luego de cuatro. Lo veo mirar de medio lado y la cara conocida de pelo rubio se parte de risa después de un comentario gracioso de él. Yo he llegado tarde al canal y al comentario. Aun así, esbozo una pequeña sonrisa y dejo el mando en el sillón.

A partir de ahí, atrapado hasta el final. Miro el periódico y me entero de que es un programa semanal. Al miércoles siguiente volví a acudir al mismo sitio, a la misma hora y con las mismas ganas de verle. Delgaducho, incipientes entradas, totalmente despreocupado por su aspecto pero muy preocupado por lo que dice. Comentarios bien hilvanados siempre con la colaboración de su compañera. Siempre del mismo cariz: humor ácido y humor absurdo. Me empieza a enganchar “esta mierda”.

Una vez escuché o leí, que era lo mejor que le había pasado a la televisión en los últimos diez años. A la televisión no lo sé, a un servidor que la ve tan poco, sí. El comentario no es descabellado.

Fueron pasando los programas, fue creciendo su espacio, pasó a ser un programa diario de 45 minutos, luego de una hora, posteriormente de hora y media y desde los últimos tiempos de más de dos horas. Creció en fama él y el programa y lo empezaron a entrevistar para que contase de donde venía tanto éxito. Proporcional al de los programas que critican. Y con razón.

En esas entrevistas entendí que ya no me gusta tanto el Ángel Martín de SLQH.

Me gusta mucho más el del cara a cara. El de las entrevistas. Sensato, tranquilo, con ese punto humorístico de los cómicos. Con cada respuesta pone en solfa todo el mundo de la televisión. Una gran mentira. Con los pies tan en el suelo para trabajar en ese medio catódico que alarma. Le hace guiños a la vida, a la risa, a sus amigos incluso a sus enemigos. Y siempre con el trasfondo de alguien cultivado. Estudió para músico, actor…Es un gusto escucharle por mucho que él mismo reniegue de sí mismo para algo tan íntimo, bonito y necesario en esa caja maldita como lo son las entrevistas.

Me gusta un programa que emiten en Aragón Televisión los Lunes: se llama El Reservado. Lo presenta y dirige Luis Alegre. ¿El secreto? Alguien como Luis (al que no conozco pero solo transmite buenas sensaciones) y alguien más delante suyo con algo interesante que contar. Se emite tarde, como todo lo bueno en TV ( Buenafuente, En Noches Como Esta, Redes, No Disparen Al Pianista, Días De Cine -el de el gran Gasset-, Andrés Montes y su NBA…) sobre las 12, pero merece la pena.
Cual fue mi sorpresa cuando vi a alguien con el que estoy seguro, disfrutaría trabajando, me encantaría tomarme una caña o simplemente hacerle una entrevista. En lo profesional dicen que un fenómeno, en lo personal intuyo que mejor.

Solo puedo desearle que le vaya tan bien (bueno a él y a “su” Patricia, porque poca gente le habrá enseñado tantas cosas en la vida como Ángel - ¿eso qué es bonito? –, con esa sintonía que tienen ambos y con la que con solo mirarse demuestran que son polos opuestos que se atraen y el espectador es capaz, de una manera deliciosa, de darse cuenta al mismo tiempo, de lo que quieren transmitir (broma, intimidad, risa…), a Dani Mateo – al que no hay que dejar pasar desde NST y que merece un Late Night ya en una cadena nacional– o a Miki Nadal, un genio del humor) como me lo ha hecho pasar a mí todo este tiempo.

Si es así van camino de varios TPs más.