Cuando éramos críos, Halloween no era más que una noticia al final de los telediarios en plan cultural y simpática. No se conocía nada más. Ya ni os cuento en la época de nuestros padres.
Tanto si se cree como si no se cree en una vida más allá de la muerte, el día de Todos los Santos es un día dedicado a acordarse de todos esos seres queridos que ya no están. Un día para honrar a los muertos, dentro de un calendario trufado de días chorras, es algo profundo y necesario. Nos recuerda a los que estamos por aquí donde vamos a acabar. Y eso siempre te pone en perspectiva...
Hoy, un servidor se acuerda especialmente de todos mis abuelos, de los cuatro.

Cuando fuí por primera vez a un cementerio tenía 12 años. Era finales de abril y mi abuelo Gabriel se había ido después de una larga enfermedad. De aquel día recuerdo muchas cosas, además de gente llorando. Recuerdo como grabado a fuego, el mensaje que hay inscrito en la fría pared del portón de entrada del cementerio de Estella. Lo leí y se me quedó tan grabado que desde entonces no he podido olvidarlo, dice:
"Vosotros sois lo que nosotros fuimos. Vosotros seréis lo que nosotros somos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario