Ángel de mi guarda Martín

Porque exactamente es eso lo que ha sido durante estos cinco años. Una especie de guarda frente a los ataques de los programas del corazón. El pasado lunes, Ángel Martín, a eso de las 16.08 de la tarde hacía público que se iba. Y esperó además a que estuviera presente Patricia Conde que no pudo empezar el programa por retrasos en un vuelo. Se quería ir sin hacer mucho ruido pero no ha podido.

Ángel Martín ha sido durante todos estos años algo nuestro. Lo descubrí ya en La Noche de Fuentes pero cuando de verdad me quedé absolutamente prendado de él fue viéndole hacer el primer programa de una cadena que comenzaba nueva (La Sexta), en un espacio del que apenas nadie apostaba que duraría más de un mes: Sé lo Que Hicísteis la Última Semana. Fue un flechazo, porque un servidor nunca había sido muy consumidor de tele. 5 años más tarde sigo sin serlo pero él era una motivación para encenderla.

Hizo de la crítica y la sátira un arte. Verle entrar con aquellas tarjetas en las que llevaba escrito el guión, con cara de despistado y pintas de haberse caído dentro de un armario y salir con lo primero que le callera encima, era ya de por sí encantador. En un mundo como el de la Televisión, lleno de vanidades, egos y puñaladas, solo verle inspiraba confianza. Daba la sensación que después de hacer el programa se iba a ir con sus amigos a tomar unas cervezas. Y por lo que contaban, así debía ser.

Denunció la podredumbre, lo cochambroso y los excesos como si de un periodista se tratase. Del mejor periodista, siendo que él, era (y es) cómico. Solo quería verle el absurdo a todo ese mundo de despropósitos que es la “Caja Tonta”. Lo consiguió y de qué manera. Nunca con nadie me he reído tanto y creo que me costará volver a ver juntar en un comentario humor del más acido y del más absurdo. Absolutamente genial.

Todos los genios tienen una cierta capacidad de autodestrucción incomprensible para el resto de los mortales. Él lo es y por eso se ha inmolado de su programa, de su SLQH, de su hijo televisivo y de sus amigos. Y nadie sabe porqué. Dice que está cansado, agotado, que no puede más. La tele le aburre y es normal. A mí también. Solo que con una diferencia, él era el único (o de los poquísimos) alicientes que tenía para encenderla. Acudía a su homilía como buen feligrés y creyente que era. Unas veces me divertía, otras me hacía llorar a carcajadas, otras simplemente observaba, pero siempre me entretenía. Entretenimiento sin meterse con nadie (solo con los malos). Acudía a él estando alegre, triste, contento, jodido, cansado, de resaca, en días festivos o laborables, de lluvia o con 40 grados a la sombra… daba lo mismo. Ese rato me lo reservaba para sus locuras. Para él. Ha merecido tanto la pena. Él, SLQH, Patricia… al final ese tiempo que me dedicaba a mí, acabó siendo para ellos y en consecuencia él pasó a ser una parte de la vida de uno.

Se marcha la mejor noticia de la televisión en los últimos 5 años. Y lo siento, por un servidor, por los espectadores y por todo ese equipo a los que se les ve en shock. Miki, Dani Mateo, Berta…y Patricia , sobre todo Patricia. Su confidente, su compañera, su jefa, su sonrisa, su locura, sus 50 minutos diarios, sus lloros de mentira, sus carcajadas, sus gritos, su media naranja… su todo. Era y es aquello que el “analista de medios” no. ¿Qué voy a hacer sin Ángel ahora? – habrá pensado seguro-.

Exactamente lo mismo que hemos pensado todos y cada uno de nosotros.

Gracias por cuidar 5 años de esta tele que se cae a pedazos Ángel (de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día… ). Suerte con el huerto.



Hasta siempre genio.

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