Se me olvidaba, estas líneas que estáis leyendo las estoy escribiendo desde la calle. En un banco de la Avenida América de Madrid mientras se acerca el momento de coger el bus que me lleve de vuelta a casa. Sweet Home Zaragoza. Vaya fin de semana. Por cierto, me encanta Madrid por la noche, ese aroma a viejo y nuevo, la mezcla de avenidas inmensas con calles estrechas, a vips con bares de autor, la villa y el Madrid del 2016, la impersonalidad de una terminal o una estación con la historia de los que las transitan, todos con la misma cara de cansados, ojeras , ropa arrugada y ganas de llegar a casa. Como este que os habla. Me gusta Madrid, como me gusta Zaragoza por las noches. Siempre hay que encontrar un rato para caminarlas cuando el sol se ha recogido.

Ha sido un fín de semana de trabajo así que tampoco puedo contar mucho. Quizás que me lo he pasado metido en terminales, estaciones y taxis, además de que he tenido muuuucho tiempo para pensar y leer…bueno, y también para aburrirme. De Gran Canaria, he visto más bien poquito, el estadio y la playa de las canteras, y esas dos cosas me han gustado. Impresión bien distinta me ha causado la policía de allí. Con polo, pantalón corto, gorra y zapatillas de correr. Luego añadidle las esposas, la pipa, etc etc, pero no solo ha sido la indumentaria lo que me ha parecido no deseable, ha sido también la imagen que he visto mientras hacía tiempo en la sombra de un banco al lado del paseo marítimo. Estábamos unas cuantas personas porque era un banco grande y entre todos estaba en el suelo un indigente. Ropa sucia, pies negros , pantalón roído y barba sin cortar. El policía ha venido y le ha dicho que se marchara de ahí. Todavía me estoy preguntando el porqué. No ha molestado a nadie pero le ha dicho que se largara. El hombre se ha levantado con toda la buena educación, dignidad y saber estar que le ha faltado a su interlocutor y se ha perdido por las calles donde le ha dicho el guardia que se fuera. Calles estrechas, con sombra, donde apenas hay tráfico ni gente. Calles donde pasar desapercibido. Calles donde ocultar lo malo de esta sociedad habrá pensado el poli. Si fuera así los que se tenían que haber marchado de allí tendrían que haber sido el agente en cuestión y unos cuantos papanatas con forma de transeúntes y pintas de dueños de la playa que estaban observando la escena con cara de asco. Así funcionamos, somos unos hipócritas del “aparenteo” donde el envoltorio es siempre de un papel cuché precioso, pero el regalo se está pudriendo desde hace ya tiempo.
Bueno, mañana o pasado mañana me paso y os cuento más, porque ya no son horas. Acabo de llegar.

Un abrazo/un beso
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