Un diario tiene muchas hojas, millones de palabras , un montón de historias, sentimientos de todo tipo pero sobre todo miles de agradecimientos.

jueves, 27 de agosto de 2009

Glomour... o no

Dice la noticia que el país presidido por Barack Obama se ha escandalizado de unas fotos tomadas por la revista Glamour a una modelo “gorda”. Una chorrada del tamaño de la cara de un banquero porque no hace falta más que verla para darse cuenta que la muchacha aunque entrada en carnes no se encuentra en un estado cercano a la obesidad. Gran parte de los medios y el público han aplaudido la idea no sin saber que esos aplausos no son más que “alpiste debatero”. Alimento de tertulias. Sueldo de tertulianos. Vacaciones en las Seychelles de la editora de la “revi”.

No hay nada que aplaudir en que una señora pasada de kilos pose de manera lozana y provocativa o como Dios la trajo al mundo, en plan comando o a lo Briggitte Bardot si prefieren en la portada de cualquier revista. Sería noticia si saliera en la hoja parroquial o en el periódico del colegio de sus críos, pero en una revista no tiene nada de extraño. Miren a Ana Rosa Quintana, siempre es portada y a mi me parece que la “Quintiphoto” es más escandalosa que los Stones en una campaña de la FAC.



Lizzi Miller que así se llama la jaca, asegura que antes se avergonzaba de su barriguita pero que ahora no. Quizás es que uno nació en tiempos de Don Adolfo Suarez y legalizaciones de partidos Carrilleros, en democracia digo, pero me parece un debate con el mismo contenido que la cabeza de la tal Karmele Marchante que el otro día haciendo Zapping pude verla gritando y yéndose de lo que debía de ser un plató, aunque con todas las luces y colores que eso tenía se parecía más a un prostíbulo. Pero como decía, tal vez es que “uno nació después de los dolores” porque sinceramente es un debate rancio y apolillado. Un debate Mamma Chichi, o Chicho, o Chacha que en los tiempos que corren hacen a la vez de mammas también. No sería mejor que le preguntaran a Lizzi porqué antes se avergonzaba y ahora no, en vez de porque tiene esos michelines. En conclusión lozana, tienes kilos de más en el cuerpo eso lo vemos, pero ¿ tienes también kilos de más en la cabeza?

Poner a una persona o modelo oronda o a una delgada como el hilo dental es el mismo debate. Solo se diferencian en número de kilos. Señores de la revista Glamour, como veo que ha sido una novedad allá en su country les animo a que sigan sacando a mujeres normales y no huesos con algún pellejo en las portadas de su revista, pero a un servidor le parece más interesante que además de estar gorda (o delgada) fuera científica, o escritora, o directora de cine o ama de casa… y nos contara algo más que sus miedos con un bañador, biquini, triquini… o calzoncillo de raso.

En este país nuestro, que para eso somos mu avanzaoos, no ha habido debate. Y es que nos estamos reponiendo de las fotos de la Vicepresidenta del Gobierno en la playa.



Cuando líneas arriba dije que estarían bien fotos de alguien que tuviera que contar algo, me estaba refiriendo a otra cosa. Casi, que ni lo de allí, ni lo de aquí… Virtus in medius est decía mi profesor de latín. Mi abuela que tan sabía era, hubiera utilizado un virgencica, virgencica que me quede como estoy.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Esa Gentuza

ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 5 de Julio de 2009



Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.

lunes, 24 de agosto de 2009

Volver contigo

Muy buenas a todos. Se acabó el verano para un servidor. Podría estar toda la noche contando cosas. Pero en estos días finales te das cuenta de que lo importante no es lo que has hecho, sino con quien lo has hecho.

Como dice la canción, todavía no había llegado y no me quería ir, aun no me había ido y ya quería volver.

Pasa el tiempo y siempre es lo mismo. Y eso es deliciosamente especial.



Que bonito es siempre volver a casa

sábado, 15 de agosto de 2009

Enemigos Públicos

Ayer estrenaban Enemigos Públicos la última peli del director Michael Mann protagonizada por Jhonny Deep y Cristian Bale. La vida y muerte de Jhonny Dillinger. Me pasé a verla.

Película para ver en el cine.



Grandísima actuación de Jhonny Deep.

lunes, 10 de agosto de 2009

21

El otro día me fijé que el cielo tenía forma de número 21.

Será que Dani ya está por allí.



DEP Dani Jarque

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