El pasado viernes comenzó la primavera, una de las cuatro estaciones del año. Dicen que la más bonita, la más radiante, aquella en la que todo se tiñe de color, aquella en la que la vida parece más maravillosa que nunca. Es la época del amor, de los novios, de los paseos, de las flores y de todo aquello que Romeo y Julieta hubieran deseado vivir eternamente. De todas las maneras los científicos dicen también que es la estación en la que el organismo sufre más cambios y alteraciones. O lo que traducido a la sabiduría popular sería el ya mítico: la primavera, la sangre altera.
Pero no le encuentro otra explicación a las noticias deportivas que he estado viendo este fin de semana. Jordan llora al ver a su hijo menor triunfando en una cancha de baloncesto, leo. Y te digo que no lo he visto jugar al pequeño, pero te aseguro Jose Antonio que ver un partido del padre y uno del hijo será para acabar llorando, pero de pena. Y es que a pesar de ser sangre de su sangre no creo que nadie jamás vuelva a jugar como lo hizo el número 23, por mucho que ahora a él le dé por llorar. Aún así emociona ver a un extraterrestre llorando. Alguien capaz de venir de otro planeta como Superman, ponerse los mismos calzoncillos de la Universidad de Carolina del Norte todos los días, como Superman, solo que Jordan se los colocaba por dentro y dedicarse a volar, como Superman. Quizás sea la primavera.
Pero leo también unas declaraciones de David Beckham donde dice que “No sé si Florentino me desea, pero es bonito sentirse querido”. Y solo puedo pensar que la primavera nos hace más guapos y que por eso nos enamoramos más y de ahí que Beckham diga lo de sentirse querido. Quizás sea la primavera.
Y de repente me encuentro con que a un futbolista en Brasil su entrenador le ha castigado a entrenar con un camisón de mujer en castigo al último mal partido. Y entonces pienso que evidentemente esto debe ser cosa de esta a la que llaman primavera y que empezó el pasado viernes y que dicen los expertos nos afecta de tal forma que nos altera, y empezamos a percibir la realidad algo más distorsionada. Y entonces Pepita que nos parecía tonta, nos hace gracia, y Pepito que era un grosero es tan galán y caballero.
Por eso el Zaragoza que lleva tanto tiempo dando tumbos llega el pasado sábado y claro gana 4-0. Yo creí que era por el rival, pero visto lo visto, creo que va a ser cosa de la primavera. Espero pues, que este estado de éxtasis emocional futbolístico me dure toda la estación de las flores.
Y es así que he llegado a la conclusión de que si estas fechas del año gustan tanto será por algo. Tal vez porque todo se transforma a mejor y claro, no estoy dispuesto a que todo el mundo encuentre el amor y a mi me pille compuesto … y sin primavera, que a la postre y para este servidor, no es más que Primera.
Hasta la semana que viene
No hay comentarios:
Publicar un comentario