Un diario tiene muchas hojas, millones de palabras , un montón de historias, sentimientos de todo tipo pero sobre todo miles de agradecimientos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Teleadicción

El otro día estuve leyendo un informe donde se explicaba que los españoles vemos de media más de 240 horas por día y persona la televisión. Somos los primeros en toda Europa.

Justo en ese momento pensé que: o la televisión de este país tiene mucha calidad o no tenemos nada que hacer o definitivamente nos estamos volviendo todos gilipollas. Aunque esto último sea quizás una consecuencia de esa causa que significa ver más de 4 horas de media al día “la caja tonta”.

Evidentemente cada mochuelo puede hacer lo que le venga en gana pero no es menos cierto que la mayoría de veces nos colocamos delante del televisor sin saber muy bien el porqué, solamente “queremos despejar la mente o descansar”. Así que modestamente he pensado una locura. Perdonármela ¿eh?. Me he puesto a pensar sobre si podríamos sobrevivir un día sin televisión.

El equilibrio de una persona más o menos normal supone, dicen los expertos, en dividir el día en tres partes que a la postre son 3 actividades básicas en nuestras vidas. Si el día tiene 24 horas dicen los que saben que debemos invertirlo en: 8 horas trabajando, 8 durmiendo y otras 8 en el ocio o la realización personal.

Aquí va un planing (sin acritud):

8.00 am: Levantada. Ducha, vestirse y desayuno. Para ello no hace falta encender la tv. Ponga la radio. Pruebe a levantarse con Carlos Herrera o Luis Del Olmo por las mañanas. O música y cuando esté cerca de un quiosco compre algún periódico. No, el gratuito que le dan en la esquina, no vale.

9.00 am: Trabajo. Nada que decir.

14:00 pm: Salimos de trabajar. Llegamos a casa. Comemos.(podemos algún día irnos a echar unas cañas y unos pintxos) Son las 15 y nuestra mano nos pide el mando. Pues darle…siesta, en esa modorra clásica que le entra a todo el mundo después de haber llenado el estómago. 1 horilla. Lárguese al trabajo. Si no tiene que entrar hasta más tarde aproveche para leer el correo y hacer alguna llamada o móntese un plan para la tarde con alguien. (Haga una llamada, siempre hay una persona: un amigo, un familiar, su primo de Cuenca…al que tiene olvidado. Piénselo. “hace que no llamo a … un montón de tiempo”).

17.00 pm: Trabajo, currar, doblar el espinazo, ser alguien de provecho, levantar el país…

20.00 pm: Sale de trabajar y: queda con un amigo para irse a tomar unas cervezas. También es probable que haya quedado con su pareja. Si no vaya al cine, siempre hay una buena película para ver.

Está cansado y prefiere irse a su casa. Llegue y prepárese la cena. Cene. Coja un buen libro y ábralo. Pregunte también a sus allegados sobre qué podría leer usted que no “tiene el hábito”. Quítele el polvo a esa colección de Dvd tan cojonuda que le regaló un familiar por Navidad y dele al play. Quizás podría probar a poner música. Algo bueno de verdad.

¿Y eso todos los días? Está claro que no. Si tiene pareja lo normal será que quede con ella habitualmente, sí. Pero, un día, cerveza con los amigos, otro, cine con otro amig@,otro , una buena serie que tenga por casa,otro , una buena peli o serie que pongan en la televisión (que las hay), otro día, póngase la radio por la noche (si no le gusta la política descarte esta opción).

¿Ha pensado en pasear (si no hace mucho frío)? Sí, si en pasear. No hace falta tener 76 años. Coja su mp3 y lárguese de casa por un lugar o un paseo que le guste especialmente. También puede ir a algún sitio a mirar y comprar algún disco, o libro.

Decida lo que decida debe de darse 15 minutos al día para pensar, o mejor para no hacerlo. Tumbados en la cama, o en nuestro sillón favorito y con los ojos cerrados (¡que le den a todo el mundo! Tiempo para usted) ponga el móvil en silencio.

Puede, también, plantearse volver a estudiar, a su ritmo. Poco a poco. Una ,quizás dos, o tres asignaturas por año, no más. Por disfrutar. “Siempre me gustó estudiar” ,póngale apellido: psicología, derecho, filosofía, inglés…Nunca es tarde. Y la dicha es buena.

Por supuesto y si usted es un maniático de la figura haga deporte. Y si no lo es, también. Vaya al gimnasio y no para sufrir. No hace falta adelgazar por obligación, “solo quiero estar sano”. Se sentirá mucho mejor. Una hora, quizás hora y media. Esto puede hacerlo por la tarde.

Si usted trabaja en jornada continua, todas las actividades que le he planteado irán desde que acabe de comer y se recueste (como decía mi abuelo) hasta la noche.
Llegue a la cama molido y si le gusta el deporte enchúfese un programa a eso de las 12 de la noche. Acabará siendo un ritual.

A lo largo del fin de semana: salga por ahí de juerga con los amigos, quede a cenar con otras parejas, amigos o con el payaso de mc donalds si quiere. Hay también un Teatro en su ciudad, por si no se ha enterado, vaya al fútbol.

Olvídese de la caja tonta y piense en él como ese electrodoméstico el cual se enciende solo cuando hay que utilizarlo, como la lavadora y no como el frigorífico que tiene (debe) que estar todo el día encendido.



Lo sé, soy un iluso. Pero quien sabe, quizás haya alguien que lea esto, esté harto de estar tanto tiempo en la televisión y se acueste por las noches viendo que ha vuelto a tirar horas del día y que todo le da asco.

Esa sensación no la produce el día ni usted mismo. La produce lo que acaban de echar por esa caja tonta que habitualmente tenemos en un sitio que no merece. En el centro del salón. En el centro de nuestra casa. En el centro de nuestras vidas.

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