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domingo, 6 de febrero de 2011

'¿Mandó telegrama Belén Esteban?'

Os dejo con una crónica que leí el otro día de la celebración de la selección española de balonmano después de conseguir el bronce en el mundial. Me parece espectacular y refleja muy bien cómo los deportistas además de salir en todos los lados, pueden ser personas normales. En el caso de los jugadores de balonmano es lo normal.La firma Luis Fernando López, el enviado especial de El Mundo.

A Jorge Maqueda le mandé un mensaje dándole la enhorabuena por la medalla...y por la juerga qeu se corrieron luego. Tan importante la consecución del disco como su correspndiente celebración, claro está...



"Montse tomó la palabra, a petición del presidente de la Federación de balonmano, Juan de Dios Román. Momento solemne. Cual trovador, la chica de Joan Cañellas, folio en mano y boca dispuesta, recitó cada uno de los telegramas llegados de Palacio. De acuerdo a la jerarquía: primero, sus Majestades los Reyes de España; después, sus futuras majestades, hoy 'sólo' Príncipes de Asturias; al final, los Duques de Palma. "¿Y Belén Esteban? ¿Mandó telegrama Belén Esteban?", pidió un avanzado del equipo español.

Preguntaron por "Melchor, Gaspar y Baltasar"; preguntaron por "Santa Claus" y preguntaron por... Que no se molesten en Palacio. Los chicos, con su sobredosis de bronce, hubiesen reclamado a Luke Skywalker y acabaron interesándose: "¿Karmele? ¿Karmele? ¿Mandó telegrama? ¿Qué dice Karmele?". Ella hubiese pedido 'la última', aunque, para entonces, los camareros habían renunciado a la tropa española, negaban ya el pan y, sobre todo, el vino. Se aproximaba la una de la madrugada, hora de cierre en el hotel.

La fiesta por el tercer puesto superó a la celebración del oro, hace seis años en Túnez. Existencias agotadas. Sólo quedaba cerveza caliente; extinto el ron, el whisky, la ginebra... Intactas, eso sí, las ganas de festejo, prolongado mientras quedó una barra abierta en Malmö (Suecia). "España, entera, está de borrachera", cantaban unas. "Asturias, borracha y dinamitera", respondía el clan del Principado, es decir, 'made in' Entrerríos. Una noche digna de ser apurada, un peligro de noche. Porque si eres Gurbindo, y tienes a la novia al lado, tan mona ella, te expones a que te canten: "¡Gurbindo, cásate!; ¡Gurbindo, cásate!; ¡Gurbindo, cáááásaaaateeee!". Y Gurbindo, por mucho que niegue... Y si eres Ugalde, pues más de lo mismo.

El hotel Radisson de Malmö acogió a varios de los seres más alegres del planeta. En la primera planta estaban los franceses, con su título; en un reservado de la planta baja, España, en su nube. Pero como unos y otros, Pirineos al margen, son rivales, compañeros y, en definitiva, colegas, las cuadras acabaron mezcladas. Aguinagalde corría a abrazar a Dinart, su compañero de habitación en el Ciudad Real... "Prefiero que me den de hostias a que me defienda Dinart", decía el pivote español, que también de balonmano habla. Y de amistad. Porque llamaba desde arriba Luc Abalo, otro manchego de Francia, y a la carrera subían a abrazarle varios españoles, esposas-parejas incluidas. Y a Jerome Fernández, máximo goleador de la historia de Francia, le faltaban manos para felicitar a los ocho españoles del Ciudad Real, que fue su club, y a los cinco del Barcelona, que por allí anduvo seis temporadas.

Todo esto ocurre en el hotel de 'desconcentración', antes de iniciar la travesía al más allá, al 'garitazo' en la orilla del canal y junto a la estación. "Menos mal que sólo hemos ganado el bronce, que si ganamos el oro...", decía la pareja de uno de los internacionales. Sí, ¡viva la madre que los parió (a los jugadores)¡, aunque aquí mandan las nueras, al frente ellas de la expedición, sobrepasada la 1.30 de la madrugada, madrugada de milagros en las que un jersey abriga suficiente para combatir el bajo cero. Pregunten a Maqueda, caballero toledano surcando Suecia a pecho 'descubierto'. Tenía, además, bigotito fino y quijotesco, afeitado después de días de dejarse barbas. Como Cañellas, que se rasuró el pelaje en respuesta al podio consumado. Madrugada de milagros, como escuchar en Malmö el himno de la Real Sociedad, gentileza de Aguinagalde y adheridos.

Entre cama y discoteca, los chicos de bronce eligieron discoteca. También el seleccionador, Valero Rivera. Allá van todos, salvo Garabaya y Rocas, a quienes no se vio en toda la noche. Y salvo Viran Morros y Chema Rodríguez. Ellos fueron en avanzadilla para inspeccionar el terreno y facilitaron al resto del batallón las coordenadas precisas de la tierra prometida, donde exprimir un gran domingo, donde acabó recluido todo el balonmano feliz del mundo y alguno no tanto, de súbito. Fue el caso de 'Titi' Omeyer, que se esfumó cuando vio aparecer a Barrufet, enemistados como andan desde la última final de la Champions. Una excepción para aseverar la cordialidad como regla. Veáse el caso de Karabatic, MVP del Mundial, abrazado a Iker Romero y ambos a Sterbik. Franceses y españoles, fundidos para insistir en una noche eternizada al grito: somos de oro (unos), somos de bronce (otros), somos campeones (todos)."

- www.twitter.com/FranEcheve

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