Escucho El Mirador...

Pi, pi, piiii…y se acabó. Llegó a su fín, no quiero imaginarme ni tan siquiera he preguntado que se le pasó por la cabeza en esos momentos. Y es que es algo tan personal que solo se conoce cuando llevas un programa de radio, cuando es algo tuyo, un proyecto creado por ti, que nace un buen día con una idea y que poco a poco ves como el chaval se va haciendo mayor. Pues todo eso de repente y sin quererlo, lo pierdes, aunque será mejor decir que lo despides. Lo despides con los ojos húmedos, con la mirada perdida, entre los abrazos de tus compañeros y con un sentimiento extraño, mezcla de melancolía y satisfacción por el trabajo bien hecho. Así es como uno que os habla se sintió cuando despidió el último programa de la temporada de la radio de este, y me imagino que habrá que multiplicarlo por infinito si además es el último de tu vida. El último por lo menos en la que ha sido tu casa durante los últimos años. Cuento esto, porque no sé como se sintió Jusep el pasado jueves cuando despidió para siempre El Mirador en Punto Radio, por eso os he querido llevar a lo que pudieron ser aquellos minutos en ese estudio desde el que se puede ver todo Madrid, con la experiencia personal. Ni por asomo pretendo comparar ni circunstancias, ni protagonistas, por Jusep y por mí, ya digo que es solo un atisbo por mi parte de trasladaros al ambiente, al olor, al sabor…a la magia en definitiva de la radio en general y de un último programa de radio en particular. Si os ha servido…

Se fue Jusep con el que he tenido el placer y el orgullo de compartir minutos de trabajo, algo que nunca pensé, como se fue Elías, Pipi y Roberto que nos acompañaron en aquella noche en la que descubres un programa y te deja un recuerdo como solo este medio sabe dejarte. Le acompañaron todos: Dálessandro, Carma, Tomás, etc etc etc…En definitiva se fue El Mirador. Los que sí se quedan son el grupo de locos entrañables que forman la redacción de deportes de Punto Radio y que tienen pinta de convertirse en el mejor grupo de profesionales de la radio española de aquí a los próximos 15 años.

Un día hablando, hablando y hablando de experiencias en las que Jusep me contaba y yo …simplemente escuchaba, me dijo que una de las cosas más importantes de esto es que pase lo que pase, y como dice la canción, “que el tiempo no te cambie”. Desde entonces lo tengo grabado entre algunos otros consejos en primera fila del cajón.

Se fue el Mirador, con sus virtudes y su fallos, pero se fue dejando una estela de buen rollo, humor, imparcialidad, veracidad en la noticia, polémicas, implicación con el oyente y sobre todo ganas de que todo el mundo que lo escuchara cerrara los ojos con una sonrisa en los labios. Un día dijeron que no sería una mala idea hacer camisetas del programa, les dije que quería una sin falta. Jusep me dijiste que sería de los primeros en tenerla, ahí es en lo único que me fallaste, aunque sigo pensando en cobrarme dicha camiseta como me dijiste “ la próxima vez que vaya a Madrid” y no te preocupes “no tendré ningún problema en avisarte”. A pesar de que esas elásticas nunca se hicieron, llevo una dentro del corazón en la que se puede leer “yo también escuché El Mirador”

Hasta siempre Mirador, hasta la próxima Jusep.