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miércoles, 11 de agosto de 2010

Un, dos, test... responda otra vez.

Que nos estamos volviendo locos desde hace tiempo lo sabemos todos pero he alucinado cuando he visto en una noticia las preguntas que les hacen a algunas personas, inmigrantes en términos migratorios, cuando desean adquirir la nacionalidad española.

El caso es que un juez de las Canarias realiza un sondeo “oral” ajustándose al artículo 221 del Reglamento del Registro Civil el cual dicta que el magistrado "oirá personalmente al peticionario, especialmente para comprobar el grado de adaptación a la cultura y estilo de vida españoles".

Pues bien, para saber cómo se está adaptando y si merece que le de los papeles (que absurdo es todo esto), se pregunta por los ríos españoles, bien; cuales son las fiestas populares canarias, bufff; por el alcalde del municipio, ¿importa mucho saber cómo se llama tu alcalde para ser más o menos español?; yyyyyy una de las preguntas cumbres “dígame el nombre de algún torero”. Se le conoce como un test de nacionalidad.

Al paso que va esto no me extrañaría que al pobre Lucas (negro de 2x2) de turno que se ha hecho 3 mil kilómetros andando, dejando a toda su familia atrás y que pretende llegar a España a trabajar en la construcción, o sirviendo aceitunas en un Bar de mala muerte por 500 euros al mes para poder mandar casi todo a su país y así alimentar a su madre, abuela, padre, hijos, tíos, sobrinos, primos…le preguntasen nada más llegar a la aduana: “por 20 céntimos de euro dígame ingredientes de la tortilla de patata. Patata, un dos tres responda otra vez…”. Y ojo no vaya a ser que a algún ideólogo o advenedizo se le ocurra poner brazaletes con un dibujo en el que se especifique: “este de aquí es excremento…digo, extranjero”.

Si para todo lo que queremos conseguir necesitáramos test ¿qué sería esto? Imaginaros cuantas mujeres no verían el fútbol, cuantos negros no podrían trabajar en cargos de responsabilidad porque dan una mala imagen de la empresa o cuantos judíos y gitanos nos podríamos cargar porque siempre están metidos en todos los líos. Puestos a aplicarnos ciertos tintes racistas, porque no ser también machistas, xenófobos y genocidas. ¡Todo por el mismo precio señoras y señores!

Hablando en serio, sé que es complicado, jodido y que igual alguno me acusa de demagogo pero este debate se ha acabado edulcorando. Oigo “¡son inmigrantes!, “¡son ilegales!”, “solo aportarán violencia y criminalidad”.

Solo son personas.

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